El uso de energías limpias provenientes de fuentes naturales inagotables que contienen infinita cantidad de energía o que pueden regenerarse de manera natural, va ganando cada vez más terreno como una opción ecológica a implementar en la industria, el comercio, la arquitectura, la vía pública y en modos de vida más sanos, seguros y orientados a la sustentabilidad.
Las energías renovables pueden ser de tipo hidraúlica, eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, de la biomasa o biocombustibles y cuentan con muchos beneficios que exceden el cuidado del medio ambiente.
Entre las ventajas del uso de este tipo de energías se encuentran:
-Favorecen el cuidado del medio ambiente porque disminuyen el efecto invernadero;
-Son ilimitadas y se puede recurrir a ellas permanentemente;
-No generan residuos a largo plazo porque son más fáciles de desmantelar;
-Son más seguras para la salud;
-Fomentan la ocupación, ya que crean cinco veces más puestos de empleo que las energías convencionales;
-Favorecen la producción descentralizada;
-Su costo es previsible y planificable;
-Desarrollan la economía de la región promoviendo su autonomía.
En lo que respecta a América Latina se posiciona como la región que genera la mayor cantidad de energía verde del mundo, mientras que en Argentina se estima que en 15 años se crearán más de 70.000 puestos de trabajo, según datos de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno. Además, en nuestro país se estableció por ley que para el año 2025 las energías renovables deben representar el 20% del consumo de energía eléctrica nacional.
Sin dudas, es un camino largo, pero que va trazándose a paso firme a través de distintos incentivos, inversiones y planificaciones rentables y seguras que permiten extender su uso para lograr, en un futuro no tan lejano, un abastecimiento 100% renovable.