Si bien las energías renovables se imponen a gran escala por sus múltiples beneficios, surgen muchos interrogantes al momento de pensar alternativas para el hogar, donde nos preguntamos si son igual de efectivas y si nos proporcionan las mismas ventajas en el día a día.
Asimismo, hay diferentes tipos de energías que pueden incorporarse al funcionamiento residencial, pero la energía solar es la más preponderante y la que más se ha impuesto por su continuo desarrollo y su adaptación a los pequeños consumos.
Dentro de este tipo de energía limpia que utiliza el sol como fuente, existen dos opciones igual de efectivas, que contemplan distintas necesidades, usos y recursos y que pueden resultar beneficiosas para sumar a la dinámica familiar.
Por un lado, se encuentra la energía térmica que acumula la luz para generar calor y se utiliza generalmente para calentar agua para uso sanitario, calefacción, climatización de piscinas o cocción de alimentos. Además, puede almacenar energía térmica mediante diferentes medios, sin necesidad de la luz del sol.
Por otro lado, existe la energía solar fotovoltaica que transforman la luz en energía eléctrica y, a diferencia de la térmica que almacena el calor en el agua, la de este tipo requiere de baterías para poder acumular y aprovechar la energía.
Sin embrago, esta última es de las más accesibles, económicas en cuanto a su mantenimiento y de las más elegidas, ya que su tecnología ha ido mejorando mucho en relación a la térmica, sobre todo para instalaciones de grandes dimensiones. De esta forma, desde Abastecedora Patagónica consideramos que es necesario conocer el abanico de posibilidades al momento de elegir el camino de la energía sostenible que, más allá del tipo que se trate, es la mejor forma de ampliar las comodidades, no ocasionando daños al ambiente y generando beneficios que van desde el abaratamiento de costos hasta un mejor rendimiento.